Fueron una horas de mucha
incertidumbre. Aquel 23 de febrero de 1981, los ceutíes, al igual que el resto
de españoles, estuvieron muy atentos a lo que ocurría en el interior del
Congreso de los Diputados. A las 18,00 horas, se inició la segunda votación para la investidura de
Leopoldo Calvo-Sotelo como presidente del Gobierno en el Congreso de los
Diputados, después de que dos días antes no obtuviera la mayoría suficiente. En
plena votación, un grupo de doscientos guardias civiles (algunos armados) irrumpió
en el hemiciclo. Al frente estaba el teniente coronel Antonio Tejero, que arma
en mano y gritando “¡Quieto todo el mundo!", ordenaba que todos se tiraran
al suelo. Así comenzaba este intento de golpe de Estado que resultó fallido.
Dos ceutíes fueron testigos
directos de aquel histórico episodio. Francisco Olivencia Ruiz, diputado por
Ceuta (UCD) y Manuel Chaves González, diputado por la circunscripción de Cádiz (PSOE),
vivieron, desde sus respectivos escaños, aquel inquietante 23 F.
Francisco
Olivencia: “No olvidaré que aquel día tuve que ir al servicio con una
metralleta en la espalda”
Francisco Olivencia
(1934-2019) reconocía hace algunos años en Radio Ceuta (Cadena SER) que “lo
viví y no lo olvidaré”. “Era un lunes –rememoraba-, caso absolutamente
inusitado porque las sesiones del Congreso empezaban los martes, pero la semana
anterior, Calvo Sotelo no sacó la mayoría suficiente y se convocó una sesión
cuarenta y ocho después”.
“Estábamos votando –exponía
Olivencia- la investidura de Calvo Sotelo como presidente del Gobierno, y en un
momento dado, yo estaba próximo a votar, se oyó un ruido en el pasillo. Como
había obras, yo pensé que sería un tablón que se había caído, pero por lo que
se ve fue un disparo”.
La entrada de Antonio
Tejero al hemiciclo, arma en mano, fue “un momento difícil”. Francisco
Olivencia le reconoció “enseguida” porque “había estado implicado anteriormente
en un esbozo de golpe de Estado”. Aunque podía haber cierta confusión, los
parlamentarios no tardaron en darse cuenta de lo que realmente ocurría: “A mi
lado había un diputado de Ciudad Real, Pedro Menchero, que ante la exclamación
de otro diputado cercano que dijo ¡Pero esto qué es! Con una voz serena contestó:
pues no lo ves, un golpe de Estado”, recordaba Olivencia, quien asegura que esa
calma con la que respondió “me sorprendió”.
Tras el famoso e histórico
grito de Antonio Tejero de “todos al suelo” los diputados “nos lanzamos al
suelo cuando empezaron los tiros”, explicaba Francisco Olivencia, varias
décadas después del 23 F, tenía una mezcla de sensaciones sobre aquel suceso
vivido en el Congreso de los Diputados: “Tuvo su parte jocosa, pero fue
desagradable en ese momento”.
Sin duda, el momento más
tenso fue cuando comenzaron los disparos. Algunos diputados pensaron que sus
vidas corrían peligro: “Un compañero de escaño me dijo que estaban disparando
por filas, y le contesté que no podían matarnos porque eran Guardias Civiles”.
¿Qué se le pasó por la
Cabeza a Francisco Olivencia cuando se confirmó que se trata de un golpe de
Estado?: “Pensé muchas cosas. Me preguntaba qué iba a pasar con el futuro de
España, qué estaría ocurriendo fuera porque Tejero decía que tenía el apoyo de
diferentes Regiones militares. Después supimos que no era cierto, pero en ese
momento me planteaba muchas preguntas”.
Horas después, gracias a
“un pequeño transistor que había conseguido Abril Martorell (UCD), íbamos
teniendo algunas noticias”. Entre ellas que “el rey había hablado por televisión
y que se estaba negociando”.
Fueron dieciocho horas de
mucha tensión. Francisco Olivencia reconocía que se “nos hizo muy largo”.
Inquietud que, sin embargo –confesaba- no le impidió dormir “tres o cuatro
horas tranquilamente”.
Uno de los inconvenientes
con el que se encontraron los diputados durante el tiempo que permanecieron en
el Congreso fue la falta de tabaco: “Por aquel entonces su fumaba en el
hemiciclo. La abstinencia sumada a la intranquilidad por lo que estaba pasando,
nos tenían algo nerviosos. Nos trajeron unos cartones de tabaco ruso que tenía
el Grupo Comunista en su secretaría. Me hice con un paquete y me tranquilicé”.
Entre los muchos momentos
vividos aquel 23 F, hay uno que -según reconocía Francisco Olivencia en la
Cadena SER- no había olvidado: La de ir al servicio “con una metralleta a la
espalda”.
Poco antes del mediodía
(11:50 horas) del 24 de febrero de 1981, los diputados y los periodistas que
permanecían encerrados desde el día anterior, comenzaron a abandonar el
Congreso. Lo primero que hizo Francisco Olivencia fue “ir a buscar a mi mujer”.
“Teníamos –añadía- un pequeño apartamento muy cerca del Congreso, pero allí no
estaba. Cuando la encontré, ya me contó cómo se había vivido desde fuera”.
Para Francisco Olivencia,
el hecho de que el intento de golpe de Estado se llevara a cabo el 23F, le hizo
pensar que “era imposible que estuviera preparada mucho antes porque era
imprevisible que aquel día hubiera sesión en el Congreso”. Por ello, pensaba
que “fue repentinamente preparado por Antonio Tejero”.
En cuanto a si se ha
contado toda la verdad sobre el 23 F, Francisco Olivencia creía que “no”. “De
aquella trama y sobre su trasfondo, seguro que queda algo en el aire”,
afirmaba, aunque se mostraba partidario
de recordar, pero también decir que ya pasó”.
Años después del 23 F,
Francisco Olivencia vivió una curiosa anécdota relativa a aquel histórico hecho:
“Durante la celebración de una comunión, en el Casino Militar, se me acercó una
persona y me dijo que era uno de los Guardias Civiles que estuvieron el Congreso. Estuvimos charlando y curiosamente,
los que aquel día estábamos en un bando y otro, nos dimos la mano”.
Manuel
Chaves: “Pensé que los golpistas estaban dispuestos a todo para lograr sus
propósitos”
El que fuera presidente de
la Junta de Andalucía, Manuel Chaves (1945), según publicaba la web
ecodiario.eleconomista.es, reconoce que pensó en su familia, en su mujer y en
sus hijos, que estaban en esos momentos en Cádiz. Cuando se llevaron a Adolfo
Suárez, a Gutiérrez Mellado y a Felipe González, el parlamentario socialista
creyó que "los golpistas estaban dispuestos a todo para lograr sus
propósitos".
El paso del tiempo, y sobre
todo que la “autoridad militar" de la que presumía Tejero en el Congreso no
llegaba, hizo que Manuel Chaves comenzara a sospechar que "algo no estaba saliendo como los
golpistas habían pensado”.
El 24 de febrero, cuando
los diputados abandonaban el Congreso, Manuel Chaves lo hizo con la sensación
de que la democracia española "había superado una de sus pruebas más
duras". Por ello, aquel 23 F supuso una “lección de fortaleza para una
democracia muy joven después de 40 años de férrea dictadura franquista”.
Anécdota
Quizás llevado por la
intuición, en diciembre de 1980, Francisco Olivencia protagonizó una curiosa
anécdota que recordaba en la Cadena SER: “Estábamos en una reunión del Grupo
Centrista y alguien preguntó si al año siguiente habría elecciones generales
anticipadas, y yo contesté que elecciones generales no sé, pero generales sin
elecciones seguro”. Sin saberlo, vaticinó un hecho que pasó a la historia y que
pudo marcar el futuro de España.
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