domingo, 23 de julio de 2017

COMISIÓN DE INICIATIVAS TURÍSTICAS: UN CICLÓN DE IDEAS PARA POTENCIAR EL TURISMO EN LA DÉCADA DE LOS 60


Con el objetivo de estudiar y promocionar el turismo en Ceuta, el 8 de enero de 1969, el Ayuntamiento de Ceuta creaba la Comisión de Iniciativas Turísticas. Inicialmente estuvo presidida por el por aquel entonces alcalde, José Zurrón, quien posteriormente fue sustituido por Alfonso Sotelo; principal promotor junto a Alberto Baeza Herrazti de esta iniciativa. La comisión contaba también con una amplia representación de empresarios de la ciudad. La comisión no duró muchos años, pero sí que sirvió para poner muchos pilares en el ámbito cultural social y turístico de la ciudad de cara al futuro. Guión de ideas Se consideraba primordial la “revalorización de los montes” y la apertura de nuevas zonas que estimularan la inversión privada, y de este modo se pudiera “enriquecer los circuitos turísticos, ofreciendo al residente y al visitante nuevos lugares de expansión y esparcimiento”; aunque no se aportaban ideas concretas sobre la creación de nuevos puntos turísticos. Además, se subrayaba la necesidad de establecer nuevos enlaces de carreteras. Entre ellos, se sugería la construcción de dos nuevos viales desde la playa de Benítez al cruce del Príncipe -en la zona de Sidi Embarek- a través de Loma Margarita y Loma Larga. En este punto también se proponía la implantación de una nueva carretera que se denominaría ‘Cornisa Intermedia’ y que partiría desde el Mirador de Benzú hasta el trazado de Mendicuti, bordeando el embalse del ‘Renegado’. La intención era “ofrecer maravillosas panorámicas del Estrecho a una cota media”. En aquella época, Ceuta contaba con los miradores de San Antonio, Isabel II y Benzú. Se destacaba la “belleza paisajística del territorio”, valorándose este aspecto como “uno de los principales atractivos que puede ofrecer al visitante”. Por ello se consideraba que era imprescindible “acondicionar y embellecer los lugares de observación panorámica”. En el mirador de San Antonio se aconsejaba mejorar los accesos por carretera, ya que según reflejaba el informe, eran “inadecuados para los autocares”. Así mismo se proponía embellecer los alrededores de la ermita de San Antonio con el acondicionamiento de “terrazas, balaustradas, jardines, bancos y mesas rústicas, y aprovechar las construcciones anexas para la edificación de una hostería”. 



En cuanto al mirador de Isabel II, construido apenas una década antes, se consideraba “susceptible de mejora y embellecimiento, ampliando su área de estacionamiento, asfaltando y pavimentando la misma, delimitando su perímetro con elementos decorativos y jardineras”. Otra de las propuestas era instalar catalejos -de pago- que permitirían divisar con mucha más precisión la atractiva panorámica desde el mirador. El tercero de los miradores existentes en la ciudad era el de Benzú. El informe hacía referencia a la eliminación de “una pequeña balaustrada que hacía las veces de mirador sobre la bahía de Benzú”. Por ello, se proponía construir un nuevo mirador, pero en una nueva ubicación: la explanada situada junto a la cima de la cantera, donde se encontraba el antiguo fortín de Benzú. Este mirador “constituiría una extraordinaria atalaya con maravillosa vistas del corredor del Estrecho, con su incesante tráfico marítimo, y la sugestiva bahía de Benzú”. 
En otro de los puntos de este primer capítulo, el documento hacía referencia al considerable movimiento de viajeros que se había registrado, cifrándolo en torno al millón de pasajeros y más de cien mil vehículos anuales. Ante estos datos se consideraba necesaria la construcción de una estación marítima “equipada con los adecuados servicios y capacidad para absorber el tráfico anual y el futuro, diseñada y realizada con el buen gusto, vistosidad y presentación que requiere un edificio que ha de actuar como antesala y umbral la ciudad”. Junto a la estación marítima, también el informe sugería la ampliación del número de atraques y destinar “la explanada del muelle Dato íntegramente a muelle y zona de embarque de pasajeros y tráfico rodado”. 
Con la intención de atraer el turismo de yates y embarcaciones deportivas que frecuentaban los puertos de la Costa del Sol, Gibraltar o Tánger se valoraba la construcción de un puerto deportivo. Los tres proyectos (estación marítima, puerto deportivo y nuevos atraques) ya habían sido aprobados por el Ministerio de Obras Públicas a través de la Dirección General de Puertos y adjudicados por la Junta del Puerto de Ceuta. Su ejecución se consideraba como “un paso trascendental” en la “proyección y revalorización turística y económica de Ceuta” En otro punto del guión de ideas propuestas para su inclusión en el Plan de Ordenación Turística de Ceuta se hacía autocrítica del estado de las playas ceutíes: “Se ha ignorado la revalorización y embellecimiento de su litoral, y hoy se encuentra con escasez y pobreza de playas, sin servicios ni sectores atractivos, en evidente desventaja con otras poblaciones que supieron aprovechar los recursos naturales que les brindaba su especial configuración”. Por ello, se entendía que era necesaria la modernización de las playas y el establecimiento de un Plan de Ordenación que permitiera el “embellecimiento y revalorización de las pequeñas calas y bahías” y la “modernización y exorno de las playas actuales, erección de diques y aprovechamiento de las rocas naturales, formación de sectores náuticos artificiales”. Además se sugería la construcción de una piscina municipal de “gran formato”. Para su ubicación se proponía la playa de la Ribera, ya que “la espectacularidad que ofrece su contemplación desde la balaustrada de la calle Independencia, la convierten en un lugar ideal”. El proyecto consistía en una piscina “con entrada directa del agua del mar” y el acondicionamiento de la zona con la instalación de “servicios de vestuarios, duchas, trampolines y solariums”. Además se proponía la construcción de una piscina olímpica de 50 metros junto a la del Club Natación Caballa y crear varias pistas polideportivas paralelas al baluarte. 
En lo que a la Playa de Benítez se refiere, la misma era calificada como la mejor playa natural de Ceuta. Entre otras propuestas, figuraba la construcción de diques-embarcaderos, la urbanización del entorno y la implantación de trampolines flotantes. En la zona de Calamocarro, además de diferentes mejoras, se aconsejaba que se habilitasen “nuevas superficies de aparcamientos, ganando espacio al monte en aquellos sectores o entrantes donde la inclinación de los taludes lo permitan”. Entre otras recomendaciones se recogía la necesidad de “ensanchar y mejorar la carretera del litoral desde Ceuta a Benzú”; evitar que algunas zonas del litoral se usaran como vertederos –circunstancia que reflejaba el documento se venía produciendo con bastante frecuencia-; o prohibir la construcción de “chabolas y viviendas en el margen de la carretera”. 
En materia de Medio Ambiente se aconsejaba la implantación de emisarios subterráneos y estaciones depuradoras de aguas residuales con la intención de garantizar “la más escrupulosa sanidad de las playas y sectores marítimos de frecuentación pública”. Además se abogaba por la reforestación de los montes. 

Comunicaciones con la península 

Las comunicaciones con la península suponían uno de los aspectos más destacados del estudio realizado por Alberto Baeza, quien destacaba la importancia del puerto de Ceuta. De hecho –según datos recogidos en el informe- se situaba como el segundo puerto a nivel nacional en cuanto a volumen de pasajeros. También el puerto ceutí se encontraba muy bien posicionado en tráfico de buques y tonelaje (5º lugar) y avituallamiento de buques (tercer lugar). El estudio, que se centraba en el importante volumen de pasajeros, extraía como una de las principales conclusiones que el tráfico marítimo con Algeciras estaba “convenientemente atendido por los transbordadores de la Compañía Trasmediterránea, que multiplican sus servicios en las épocas de mayor afluencia y frecuentación”. Pese a esta percepción, el informe hacía referencia a una queja de las agencias de viaje que señalaban como un aspecto a mejorar la “suspensión brusca de servicios con la correspondiente modificación de horarios en épocas determinadas”. También destacaba la “falta de un esquema fijo de horarios”. Por ello, se consideraba necesario que se elaborase “un calendario permanente y nutrido de viajes para cada fase del año”, lo que permitiría divulgar “con antelación y seguridad” los horarios y promover visitas a Ceuta. Al igual que ocurre actualmente, el único enlace marítimo que existía entonces era con el puerto de Algeciras. Se consideraba que había que estudiar otras opciones, proponiéndose nuevas rutas. 
El documento redactado por Alberto Baeza también abogaba por el establecimiento de comunicaciones aéreas con la península. La ubicación geográfica y la dependencia del enlace marítimo eran las principales razones que justificaban la recomendación recogida en el estudio. Además se entendía que “no se concibe una zona turística sin posibilidad de conexión aérea”, por lo que la elaboración del Plan de Ordenación Turística obligaba a “estudiar las comunicaciones aéreas con toda minuciosidad e interés”. La solución que se aportaba era la implantación de una línea regular de helicópteros, estableciendo un “circuito triangular entre Ceuta, Málaga y Sevilla”. La medida pretendía un doble objetivo. Por un lado, “posibilitar la derivación de contingentes turísticos desde el Sur Peninsular"; y por otro, permitir “un enlace rápido de ceutíes y forasteros con los vuelos nacionales e internacionales que parten de los aeropuertos andaluces mencionados”. El establecimiento de una línea regular de helicópteros se consideraba una “solución inicial”, ya que –según reflejaba el informe- había que ser más ambiciosos de cara al futuro. Por ello, se proponía la construcción de un aeropuerto que permitiera “la utilización de aviones tipo STOL, con despegues y aterrizajes en corto espacio”, recordando que Melilla ya disponía de instalaciones aeroportuarias. Se incidía en que el Plan de Ordenación debía “dictaminar la conveniencia y posibilidad de construcción del aeropuerto”, puesto que se estimaba que su realización significaría “un paso gigantesco en el desarrollo y evolución de Ceuta”. 
El documento también hacía referencia a que el III Plan Nacional de desarrollo tenía prevista una inversión superior a los 18.000 millones de pesetas para la construcción de nuevos aeropuertos y ampliación de otros ya existentes, por lo que se aconsejaba que se solicitara la inclusión del proyecto en la cuarta edición del citado plan estatal. 


Alojamientos

El tercer capítulo del guión de ideas estaba dedicado a la estructura hotelera de la ciudad. Uno de los aspectos que se destacaba era el aumento de plazas hoteleras que se había registrado en los últimos cuatro años, ya que ese periodo de tiempo coincidía con la construcción de los hoteles ‘La Muralla’ y ‘Ulises’. Dos establecimientos que proporcionaron más de 360 nuevas plazas. Por aquel entonces, Ceuta –según recogía el documento- contaba con un total de nueve establecimientos hoteleros. Dos hoteles de 4 estrellas, un hotel-residencia de tres estrellas, dos residencias (2 estrellas) y cuatro hostales o pensiones. Como principal conclusión se extraía que Ceuta se encontraba “bien equipada de instalaciones de primer orden, pero necesita completar su estructura con establecimientos de tipo medio (2 y 3 estrellas), que es la categoría de máxima demanda y ocupación en función del turismo medio que acude a la ciudad”. Tan sólo el 25% de las plazas disponibles correspondían a este tipo de alojamiento. Por esta razón, se instaba a “subsanar esta carencia”, ya que “condiciona las estancias del visitante y limita su permanencia en la ciudad, a la par que en ocasiones determina la cancelación de desplazamientos ante el temor de no encontrar alojamientos”. Para solucionar la escasez de plazas hoteleras, el Centro de Iniciativas Turísticas ya había iniciado contactos con grupos empresariales especializados en el sector que habían mostrado su interés por implantarse en Ceuta, considerándose las inmediaciones de la –por aquel entonces- futura estación marítima, la zona idónea para la ubicación de un hotel-residencia. 
Otro problema que se apreciaba en la infraestructura hotelera de la ciudad era la antigüedad de algunas de las instalaciones. Según el estudio, el 20% de las plazas correspondían a hostales con una vetustez de 45 a 50 años. También el estudio abogaba por el acondicionamiento de una zona acotada destinada a los campistas y caravanas, puesto que se había percibido un incremento de “caravanas y vehículos de camping durante la época estival, las cuales estacionan en las zonas portuarias u otro sectores no siempre aptos o autorizados, lo que provoca que se vean desalojados con el malestar consiguiente para el campista que no sabe dónde situarse”. Además era habitual –así se recogía en el documento- que en la oficina de Información Turística ubicada en las proximidades del Muelle España los turistas se interesaran por un Camping. Desde el Centro de Iniciativas Turísticas se había propuesto el establecimiento de un parking para caravanas en “una amplia explanada o relleno existente en la playa Benítez, proyecto que se consideraba de fácil y económica realización, y que paralelamente significaría el embellecimiento y salubridad de aquel lugar, desapareciendo la actual escombrera que nada prestigia el sector de las playas ni el circuito turístico del litoral”. También se sugería analizar otras posibles ubicaciones para la implantación del camping. 

Ocio nocturno 

El informe reconocía la carencia de “lugares de esparcimiento y diversión nocturna”, por lo que asumiendo que “la Administración no puede subvencionar salas de fiestas u otros espectáculos privados” recomendaba que se estimulara la inversión privada para la “consecución de un núcleo de diversión, atracción y esparcimiento nocturno”. El estudio proponía ubicar en lo que actualmente es la plaza Rafael Gilbert -conocida popularmente como Plaza vieja- un lugar de ocio que además contara con viviendas y zona comercial. La idea consistía en construir una edificación de “tres o cuatro plantas, destinando las altas a viviendas e incluso a residencia para alojamientos de tipo medio. La planta baja comercial se destinaría a ubicar y concentrar las salas de fiestas, los night clubs y discotecas, bares, marisquerías y restaurante típicos, el Patio Andaluz con tablao flamenco y atracciones”. Además sugería la inclusión de “agencias de viaje, boutiques, peluquerías, etc…”. Todo ello, “en torno a un patio central con soportales y ornamentación de fuentes, surtidores, flores y adornos de forja de rancio sabor andaluz”. El informe daba por “segura la rentabilidad de esta inversión”, afirmando que “los ingresos por venta o alquiler de locales y viviendas o explotación de alojamientos, habrían de compensar sobradamente el presupuesto de expropiación, demolición y edificación”. El lugar pasaría a denominarse ‘Plaza nueva’. 

Patrimonio artístico, monumental y cultural 

El cuarto y último capítulo del ‘Guión de ideas para la elaboración del Plan de Ordenación Turística de Ceuta’ estaba dedicado al patrimonio artístico, monumental y cultural de Ceuta. En cuanto a las Murallas Merinidas, hacía referencia a la restauración llevada a cabo unos años antes por parte del Ayuntamiento y financiada por la Dirección General de Bellas Artes; pero consideraba que para garantizar “la conservación de esta vieja reliquia” eran necesarias una serie de actuaciones. Por un lado, “completar la restauración y consolidación definitiva del monumento, con reconstrucción del arco de la Puerta de Fez, erección de almenas y soldaduras de sectores incompletos recuperando bloques originales dispersos en el arroyo”. También se sugería, entre otras ideas, el “ajardinamiento y urbanización del entorno de las murallas y la iluminación de las murallas y torreones”. Además se instaba a la “declaración oficial de Monumento Nacional”. 
En lo que al Foso y Muralla Real se refiere, “dado su excelente estado de conservación”, tan sólo se recomendaba “una instalación luminotécnica, que enciendan y proyecten con espectacular relieve sus cortinas y baluartes en las noches ceutíes”. Sí que recogía numerosas propuestas para la Plaza de Armas del conjunto monumental de las Murallas Reales, considerándose fundamental su restauración, transformación y revalorización. Entre las ideas, el acondicionamiento de la zona para que “con sus 8.000 metros cuadrados diáfanos y sin obstáculos” se convirtiera en la plaza más amplia de la ciudad. Para ello, sugería que se colocaran “grandes losas de piedra, gruesas cadenas, argollas, pilastres, heráldica y ornamentos; y emplazamiento de viejos cañones en sus troneras y barbacanas”. El objetivo era convertir esta zona en “escenario único para solemnes actos oficiales, recepción de personalidades, Juras de Bandera o Paradas militares”. Otra de las propuestas consistía en “acondicionar y ambientar las numerosas bóvedas y salas interiores” donde podrían ubicarse diferentes museos (arqueológico, histórico, naval, oceanográfico, pinacotecas o salas de exhibición temporal).


También se sugería la “construcción de un auditórium permanente, con elevación degradas en anfiteatro clásico para audición de conciertos o representaciones teatrales” y la reconstitución de la denominada ‘sala de ajusticiados” sobre el baluarte de Santa Ana y la utilización de las red de galerías subterráneas, conectando el jardín de la Argentina con la Muralla Real, a través del foso, ofreciéndose un “emocionante y original circuito subterráneo”. Se aconsejaba el traslado de las instalaciones deportivas de la UA Ceutí al complejo deportivo que se proyectaba en la antigua estación del ferrocarril. 
En cuanto a estatuas y monumentos, Alberto Baeza consideraba en este informe que Ceuta estaba “falta de estatuas o grupos escultóricos”, por lo que recomendaba la realización de un análisis de aquellos monumentos que pudieran rendir homenaje a aquellas personas o que fueran conmemorativos de distintos acontecimientos históricos de la ciudad. Entre las propuestas, estatuas de Francisco Franco, Manuel de Orleans, Conde de Charny, Felipe Alfau Mendoza; o grupos escultóricos dedicados a La Legión o al pasado luso de Ceuta con monumentos del Rey Don Juan I de Portugal, el infante Don Enrique o Pedro de Meneses. 
En materia deportiva, se consideraba muy importante la construcción de un pabellón de deportes cubierto, que además de acoger competiciones deportivas, también pudiera utilizarse como salón de congresos y convenciones como lugar para la celebración de eventos musicales o artísticos. También se proponía la modernización de las carreteras para la celebración de competiciones automovilísticas o pruebas ciclistas. 

Ideas llamativas 

El ‘Guión de ideas para la elaboración del Plan de Ordenación Turística de Ceuta’ también recogía algunas propuestas llamativas como por ejemplo, la instalación de un “funicular aéreo con estaciones en el Parque de San Amaro, San Antonio y Monte Hacho; proporcionando un recorrido de extraordinaria espectacularidad”. También se proponía la construcción de un Parque de Atracciones en la zona del Hacho o la instalación en la zona de las Murallas Reales de un Acuarium-delfinario. 
Otra de las ideas propuestas por la Comisión de Iniciativas Turísticas fue la de darle un uso civil a la fortaleza del Hacho, similar al Castillo de Monjuic. Como se puede comprobar la gran mayoría de estas ideas no se ejecutaron. Algunas de ellas, sí. Incluso actualmente hay lugares o zonas que quizás estén basadas en estos proyectos o que nos recuerden a este conjunto de propuestas recogidas por Alberto Baeza. Analizando este documento, la principal conclusión que podemos extraer es que Ceuta aún cuenta con muchos atractivos por explotar, y que el paso del tiempo nos ha demostrado que queda mucho por hacer en materia turística. Y lo peor de todo, que cuarenta y seis años después de la realización de este estudio, muchos proyectos continúan teniendo vigencia, y de los cuales, actualmente se siguen hablando de ellos como proyectos futuros.

José Luis Gómez Barceló: “En algunos casos eran ideas adelantadas a su tiempo” 

El cronista oficial de la Ciudad Autónoma, José Luis Gómez Barceló considera que la creación de la Comisión de Iniciativas Turísticas suponía un “proyecto de renovación de la ciudad desde diferentes perspectivas: económica, social, cultural o deportiva; y en la cual políticos y empresarios trataban de dar conocer cuál era su visión sobre el futuro de Ceuta a través del turismo”. “Era una institución –continúa- que prácticamente se autofinanciaba porque había empresas y entidades que aportaban dinero para que funcionase”. La iniciativa fue puesta en marcha durante el mandato de José Zurrón, pero promovida por Alfonso Sotelo, de quien José Luis Gómez Barceló destaca su “visión social y cultural. Cuando llegó al sillón municipal, fue el promotor de proyectos culturales como la creación del Instituto de Estudios Ceutíes, la Oficina de Turismo o la Sala de Arqueología”. 
En cuanto a los proyectos o propuestas incluidas en el Guión de Ideas redactado por Alberto Baeza, el cronista oficial considera que algunos proyectos “eran muy ambiciosos e incluso un tanto ingenuos”, pero reconoce que “muchas de las cosas en las que pensaron, sirvió para iniciar un camino o para poner en marcha iniciativas que hoy día aún continúan vigentes”. Lo que sí demostraron los integrantes de la Comisión de Iniciativas Turísticas es tener una gran visión de futuro. Y es que “en algunos casos –expone Gómez Barceló- podemos decir que son ideas adelantadas a su tiempo o revolucionarias. Plantear un enlace por helicóptero o pedir que determinados lugares militares se desvincularan del Ejército y se pusieran en manos de la ciudadanía no eran muy frecuentes, y por tanto, sorprendentes en aquel tiempo”. 
Muchas de aquellas ideas “se han ido poniendo en práctica” –explica Gómez Barceló- y “está claro que los políticos, funcionarios o incluso empresarios se han basado en este guión”.