domingo, 27 de noviembre de 2022

CEUTA Y ALGECIRAS, DOS CIUDADES VECINAS, UNIDAS HISTÓRICAMENTE POR SUS PUERTOS

Apenas 16 millas náuticas (algo más de 28 kilómetros) separan a dos ciudades, que se miran una a otra, y que desde hace siglos, el Estrecho de Gibraltar que les separa físicamente ha sido -aunque parezca contradictorio- un nexo de unión entre ambas. Pero no es el único vínculo. También lo son sus puertos, construidos en las primeras décadas del siglo XX, y cuyos inicios están marcados por muchas similitudes. Incluso, los objetivos que promovieron su construcción fueron los mismos. En sus primeros años de historia, ambos puertos tuvieron vidas paralelas, pero el crecimiento de uno y otro fue totalmente distinto, llegando el puerto algecireño a ser uno de los más importantes a nivel mundial. Hace ya varios siglos, las comunicaciones marítimas entre ambas ciudades adquirieron gran importancia; y, primero el fondeadero, y posteriormente el puerto de Algeciras suponen el nexo de unión entre Ceuta y la península.

Manuel Tapia, ex director del Archivo Histórico Notarial de Algeciras e historiador,   pone como ejemplo la situación en la que se encontraba Algeciras en 1704, período que coincide con el asedio que estaba sufriendo Ceuta: “Cuando se produce la pérdida de Gibraltar, gran parte de la población del peñón se dirige a Algeciras. El asedio a Ceuta supone un espaldarazo comercial y económico para la renacida ciudad de Algeciras, convirtiéndose su fondeadero en cabeza de puente en la defensa y en el avituallamiento para la ciudad de Ceuta”.

La estrecha unión entre Ceuta y Algeciras, a través de sus puertos, hace que las autoridades de la ciudad norteafricana arrienden una propiedad al otro lado del Estrecho, que se destina al ganado: “Dado que allí en Ceuta no podían tener a los animales pastando fuera de las murallas, los retenían aquí, y posteriormente el ganado era embarcado para trasladarlo hasta Ceuta”. Fue tan importante –añade Manuel Tapia- que aquella zona “quedó marcada dentro de lo que es el urbanismo algecireño como la ‘Dehesa de Ceuta’, e incluso, al lado hay una barriada que se llama los Pastores, y que  tiene su origen en esos pastores que venían de diferentes partes para traer ese ganado que posteriormente era embarcado hasta la hasta la ciudad de Ceuta”.

De nuevo en el siglo XVIII, concretamente en 1720, cuando Ceuta sufre un brote de peste, el fondeadero de Algeciras se convierte, expone Manuel Tapia, “en una pieza clave para la ciudadanía ceutí”. ¿El motivo? El acuerdo al que llegan las autoridades de las ciudades de ambos lado del Estrecho “para que aquellos enfermos que no podían ser tratados en Ceuta, fueran  atendidos en el hospital de Algeciras”.

La importancia del fondeadero de Algeciras en las comunicaciones entre Ceuta y la península fue indudable en los posteriores siglos XVIII y XIX. Fue precisamente en 1860, cuando –según Manuel Tapia- se produce un punto de inflexión. El mismo coincide con el inicio de la Guerra de África (o Guerra de Marruecos): “En aquel momento, es cuando se ve el potencial del fondeadero algecireño porque es de dónde salen las tropas que posteriormente desembarcan en el puerto de Ceuta. Las autoridades estatales se dan cuenta de la importancia de ese fondeadero, qué pasa a convertirse en Puerto, dado que puede ser un enclave estratégico para trasladar, en un momento determinado y urgente, un contingente importante para defender las ciudades norteafricanas”.

Enlace marítimo entre Ceuta y Algeciras

Desde hace siglos, distintas compañías navieras han venido operando entre los puertos de Ceuta y Algeciras, estableciendo una ruta marítima comercial, que muy pronto captó el interés de empresas privadas por implantarse en el Estrecho de Gibraltar. José Luis Gómez Barceló, cronista oficial de la Ciudad Autónoma de Ceuta, fecha en el siglo XVII la autorización, por primera vez, para la explotación de esta línea marítima por parte de una compañía privada: “En un principio, la relación marítima se hace mediante pequeños jabeques, que un par de veces en semana comunican Algeciras con Ceuta, y que transportaban el correo, el abastecimiento o personas. Será después de la caída de Isabel II, en 1668, cuando el Gobierno provisional licite, por primera vez, un servicio privado para llevar el correo y personas entre Algeciras y Ceuta, quitándole esa obligación a la Compañía de Mar de Ceuta”. Esta circunstancia, supone un importante avance porque “hace que la ciudad ya no dependa únicamente de esta unidad para el trasporte marítimo con Algeciras”, pero sobre todo por la modernización de los buques que unían ambas ciudades, puesto que la compañía Millán Carrasco –empresa licitadora- comienza a operar con barcos propulsado por vapor: “En un principio –explica José Luis Gómez Barceló- cuenta con los vapores ‘María’ y ‘Dos hermanos’, pequeños barcos que, posteriormente, renueva con otros dos vapores más modernos que son el ‘Apóstol y el ‘William Hill’. Estos buques –afirma el cronista oficial de Ceuta- se “hacen muy conocidos a nivel nacional e internacional porque se convierten en la vía de comunicación entre España y África, a través del Estrecho”.

Y es en la década de los años 10 del siglo XX, ya construidos los puertos de Ceuta y Algeciras, cuando se produjo una importante mejora en la línea marítima en la zona del Estrecho de Gibraltar al convocar el Ministerio de Fomento un concurso para la adjudicación de varias líneas, entre ellas la del norte de África con la Península. La compañía Valenciana de Vapores Correos de África fue la adjudicataria, y años después, se constituía Trasmediterránea, suponiendo un nuevo e importante impulso en las comunicaciones entre ambas ciudades: “Hacia 1913-14 –narra el cronista oficial de Ceuta- es cuando se produce el reforzamiento y la subasta del transporte mediante un monopolio que pasa a manos de ‘Vapores de África’, una compañía que hace todo este tránsito en exclusiva hasta los años 30, que es cuando entra Trasmediterránea, con vapores mucho más importantes”. Son los buques conocidos popularmente como ‘Palomas’, y que navegaron durante décadas en aguas del Estrecho, uniendo los puertos de Ceuta y Algeciras. La línea marítima se vio reforzada con la incorporación de barcos más modernos, pero también, destaca José Luis Gómez Barceló, complementada con  la línea ferroviaria: “En la República, se consigue que el ferrocarril, que unía Ceuta y Tetuán, llegue hasta el muelle de la República (luego muelle de España) y que, en Algeciras, el tren procedente de Madrid llegue hasta prácticamente el barco”.

Ya, a mediados de la década de los 50, comienzan a operar los primeros ferrys en la ruta marítima entre ambas ciudades. A esta mejora en las comunicaciones, había que unir otro avance que facilitaba el acceso de los vehículos en los buques: “En el año 1955 o 1956, los coches puedan entrar directamente en los barcos, y esto hace que ya no sea necesario, ser embarcados o desembarcados con redes”, apunta José Luis Gómez Barceló, quien también destaca un proyecto, que finalmente no fructificó: “Se planteó que el tren pudiera entrar en el barco y cruzar el Estrecho en el propio ferry”.

En los años 70, se implantan, en la zona del Estrecho, nuevas navieras como Isnasa o Aznar. 

Para Manuel Tapia, la histórica unión entre Ceuta y Algeciras a través de sus puertos, no sólo ha sido comercial, sino que, por diferentes razones, “trasciende a lo social”, en incluso –afirma- “a lo humano”: “Son dos ciudades que tienen muchas características comunes. En primer lugar, ambas miran al mismo mar. Están, una enfrente de otra, y que el puerto es ese punto de unión de ambas ciudades. Esa vinculación del puerto de Algeciras con el de Ceuta es histórica, igual que el puerto de Ceuta con el de Algeciras”, argumenta el historiador, que llevándolo al plano sociológico, destaca esa importancia que esa unión con Ceuta, ha tenido en la población algecireña: “Aquí, en Algeciras, hemos tenido esa cultura del barco que venía de Ceuta. Era costumbre ver a las parejas  dar sus paseos por el puerto, y coincidiendo esos paseos con la llegada del barco de Ceuta, dónde venía ese familiar o ese novio que estaba haciendo la mili en Ceuta; o venía esa carta. Esos artículos tan cotidianos que llegaban procedentes de Ceuta, como el paraguas, los jabones, etc…”  Esa mercancía –añade Manuel Tapia- y todo el trasiego que eso ha conllevado entre ambas ciudades, forma parte de la memoria histórica íntima del pueblo de Algeciras, sin olvidar, esos derbis del Estrecho que hacía que los barcos se llenaron de aficionados de una y otra población. Todo eso, lo que hacía era eliminar esa barrera geográfica, y acercar aún más a ambas poblaciones”.

Ceuta y Algeciras, dos ciudades vecinas, separadas físicamente por el Estrecho, pero unidas históricamente por sus puertos.

domingo, 22 de mayo de 2022

ATHLETIC CLUB DE BILBAO: UN HISTÓRICO DEL FÚTBOL ESPAÑOL, EN CEUTA

Su palmarés, pero sobre todo su historia, hacen que el Athletic Club de Bilbao sea uno de los clubes más importantes de nuestro país. De hecho, junto al Real Madrid y FC Barcelona conforma el exclusivo y prestigioso grupo de equipos que siempre han militado en la máxima categoría del fútbol español. El Athletic nunca ha disputado un partido oficial en Ceuta, pero sí quedaron para la historia sus dos únicas visitas al estadio ‘Alfonso Murube’. La primera, se produjo en 1945 para enfrentarse a la SD Ceuta. Años más tarde (1960) el Athletic de Bilbao tuvo como rival al Atlético de Ceuta.


Gira africana

Enmarcada dentro de la programación de la pretemporada, en septiembre de 1945 el Athletic de Bilbao iniciaba una gira por el norte de África, en la que disputó un total de tres partidos. Uno de ellos en Ceuta. La plantilla rojiblanca partía el 6 de septiembre de tierras vascas, y lo hizo en autobús rumbo a Algeciras, para posteriormente viajar a Marruecos. Casi tres días después llegaba a su destino.  En el primer partido, los ‘leones’ se enfrentaron al Patronato Deportivo Larache. El choque finalizaba con triunfo rojiblanco por dos goles a cuatro. Una vez finalizado el encuentro, la expedición del Athletic de Bilbao fue invitada a un acto organizado por el Alto Comisariado, en el que se ofreció una cena con productos típicos marroquíes. Al día siguiente, la comitiva vasca se trasladó a la ciudad de Alcázar, donde presenció un desfile protagonizado por las Fuerzas de Regulares.

Cuatro días después del primer encuentro, y ya en Tetuán, el Athletic de Bilbao disputaba un partido benéfico ante el Automovilismo. Los rojiblancos obtenían su segundo triunfo al imponerse por tres goles a uno. Venancio y el mítico Zarra -con dos tantos- anotaban los tres goles del equipo vasco. Según informaba el diario ‘Gara’, Zarra jugó un tiempo con cada equipo. El Athletic de Bilbao puso en liza el siguiente once inicial: Lezama; Bergareche, Oceja; Celaya, Bertoli, Mugarra; Iriondo, Venancio, Panizo, Gárate y Gaínza.  También jugaron Zarra, Urra y Mieza. Por parte de Automovilismo jugaron de inicio: Rubio; Perico, Pepín; Peralta, Lesmes, Mardones; oliva, Cuca, Zarra, Lolo y Villarín. A lo largo del encuentro también saltaron al terreno de juego: Cuca, Rosello, Galvany, Lollo y Villarín.

El Athletic de Bilbao, en Ceuta

Tras su estancia en Marruecos, la expedición del Athletic de Bilbao llegaba a Ceuta el 14 de septiembre, un día antes del choque que iba a disputar en  el estadio ‘Alfonso Murube’ frente a la Sociedad Deportiva Ceuta. Por aquel entonces el cuadro caballa militaba en Segunda División. La presencia del equipo vasco generó bastante interés en la ciudad. A nivel institucional, el Ayuntamiento ofreció una recepción al club rojiblanco. No fue el único acto en honor del conjunto bilbaíno, ya que la propia Sociedad Deportiva Ceuta  organizó en ‘La Huerta’ una verbena con distintas actuaciones musicales. En el plano estrictamente deportivo, el 16 de septiembre –una semana antes del inicio de la competición liguera- el estadio ‘Alfonso Murube’ acogía el esperado duelo que finalizaba con triunfo visitante por cuatro goles a dos. Según destacaba la prensa local, ninguno de los dos equipos defraudó y protagonizaron un atractivo encuentro. En los primeros minutos, el choque estuvo bastante abierto con llegadas por parte de uno y otro equipo. Pese a que el Athletic de Bilbao partía como favorito, la SD Ceuta no tuvo ningún tipo de complejos para crear las primeras ocasiones. De hecho, fue el cuadro caballa el que inauguraba el marcador. En el minuto 21, Caballero tras un pase de Martin batía a Lezama, consiguiendo el 1-0. Apenas once minutos después llegaba el empate gracias a un tanto de Gaínza que aprovechaba un error de la defensa ceutí para lanzar un potente disparo con el que establecía el 1-1. El gol no pareció afectar al Ceuta, ya que el conjunto blanco puso en aprietos en varias ocasiones a Lezama. En una de ellas, Martín estrellaba el balón en el larguero. El equipo caballa había merecido más, pero los primeros cuarenta y cinco minutos concluían con el empate a un tanto.

En la segunda mitad, el Athletic de Bilbao conseguía darle la vuelta al marcador por mediación de Gárate. Su disparo fue desviado por el cancerbero Suárez, pero no pudo evitar el 2-1. La SD Ceuta dispuso de varias ocasiones para empatar, pero sin embargo, fue el equipo rojiblanco el que lograba aumentar su ventaja. En el minuto 78, Arrate aprovechaba una jugada iniciada por Zarra para anotar el 3-1, dejando encarrilada la victoria visitante. Tres minutos después, el Athletic sentenciaba el partido gracias a un gol de Zarra. Gran jugada de Gaínza que tras driblar a Torres y Baceta centró para que el delantero vasco, lanzándose en plancha, cabeceara a la red. Era el 1-4. El Ceuta no se dio por vencido, y Arreta establecía el definitivo 2-4 en el minuto 86.

El Athletic de Bilbao, salvo la ausencia del lesionado Iriondo, puso en liza su once de gala: Lezama; Arqueta, Oceja; Celaya, Bertol, Urra; Panizo, Venancio, Zarra, Gárate y Gaínza. También participaron Mieza, Barrenechea,  Mugarra y Albizua. Por parte de la Sociedad Deportiva Ceuta jugaron: Suárez; Baceta, Victorrero; Torres, Japón, Carvajal; Abad, Martín, Arrieta, Caballero y Morla.

La expedición rojiblanca antes de regresar al País Vasco puso fin a su pretemporada enfrentándose en tierras andaluzas al Córdoba que se impuso a los rojiblancos por dos goles a uno. Esa temporada (1945/46) el Athletic de Bilbao finalizó en la tercera posición, proclamándose Zarra el máximo goleador de la competición liguera con 24 tantos. La Sociedad Deportiva Ceuta consumó su descenso a Tercera División.

Viaje solidario

En 1960, el Athletic de Bilbao regresó a Ceuta para disputar un partido solidario frente al Atlético de Ceuta a beneficio de la Campaña Pro-vivienda del humilde, promovida por Cáritas Diocesana. Por aquel entonces el club vasco ocupaba la tercera posición en 1ª División y en sus filas contaba con varios jugadores internacionales. Su presencia en Ceuta despertó una gran expectación entre los ceutíes, tal y como se demostró a su llegada al puerto, donde la expedición rojiblanca fue recibida, pese a la lluvia, por 3000 personas.

La plantilla del Athletic de Bilbao se ejercitó el día antes del partido en el estadio ‘Alfonso Murube’, y fue recibida en el palacio municipal por las principales autoridades de la ciudad. Incluso, tuvieron tiempo de pasear por las calles más céntricas.

Empate

Debido a la coincidencia de los colores de las equipaciones, el Athletic de Bilbao lució una camiseta con dos amplias franjas de color azul y blanco, y pantalón azul. El Atlético de Ceuta jugó con su habitual elástica rojiblanca y pantalón blanco. El estadio ‘Alfonso Murube’ presentó un lleno absoluto.

El Athletic de Bilbao, en cuyo once inicial figuraban hasta siete internacionales absolutos, presentó el siguiente equipo titular: Carmelo, Orúe, Etura, Canito, Mauri, Rentería, Barrios, Uribe, Urquijo, Maguregui y Arteche. También jugaron Torres, López y Echániz.

El Atlético de Ceuta puso en liza a los siguientes futbolistas: Alonso, Pedreño, Pedrito, Céspedes, Aurre, Lora, Chaves, Villarrubia, Uriarte, Cebrián y Lera. A lo largo del segundo tiempo también participaron: Zúnica, Valero, Anta, Chaves Santamarina y Sebastiao.

El Atlético de Ceuta realizó un gran encuentro en la primera parte, creando numerosas ocasiones de gol y siendo superior al Athletic. El encuentro no pudo comenzar mejor para los ceutíes, puesto que apenas se había cumplido el primer minuto de juego cuando anotó el 1-0. Cebrián se fue de varios rivales, pasando el balón a Uriarte, quien tras superar a Etura, lanzó fuerte y a media altura, no pudiendo hacer nada el guardameta internacional del conjunto vasco por evitar el gol.  

Tras varia llegadas, el Atlético de Ceuta aumentó su ventaja en el marcador gracias a un remate de cabeza de Uriarte después de un centro desde la izquierda de Lera. El 2-0 hacía justicia en el marcador, pero los ‘leones’ acortaron distancias por mediación de Arteche, quien firmaba el 2-1, tras no blocar el balón el cancerbero del cuadro ceutí. Con este resultado finalizaba la primera parte.

La ilusión y el buen juego del Atlético de Ceuta durante los primeros 45 minutos contrastaron con la imagen dada durante la segunda mitad. Los numerosos cambios influyeron en el conjunto ceutí, que vio como el Athletic de Bilbao lograba la igualada en el minuto 68. Echániz remataba de cabeza un centro de Arteche anotando el definitivo 2-2.

Desde aquel lejano 16 de marzo de 1960, el primer equipo del Athletic de Bilbao no ha visitado Ceuta. Un encuentro que junto al disputado en 1945 frente a la SD Ceuta forma parte de la historia del fútbol de Ceuta.  




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