Diferentes generaciones han degustado sus pasteles, dulces o tartas. Pastelería ‘La Africana’ es una de esas empresas que resisten al paso del tiempo y cuya trayectoria está ligada a la memoria colectiva de los ceutíes. La pastelería se fundó en el año 1932 por Carlos Guillén, adquiriendo posteriormente el negocio Antonia Fernández. Pero la historia de ‘La Africana’ tiene un nombre propio: Pedro Piñero, quien, prácticamente desde su fundación, fue su maestro pastelero. Estuvo al frente del obrador, elaboró las fórmulas y fue el autor de los pasteles y dulces que han dado fama a la pastelería. Casi nueve décadas después, aún se siguen utilizando aquellas recetas originales.
Años después de la apertura
del negocio, Francisco y Rafael Vinuesa (hijos
de Antonia Fernández) heredaron la pastelería, haciéndose cargo de ella junto a
Pedro Piñero, con quien crearon una sociedad. Después de un tiempo, los hermanos
Vinuesa traspasaron su parte del negocio al propio Pedro Piñero, quien se
asoció con José Fernández Martínez-Almeida, que ya poseía una panadería en
Ceuta. Años después, la pastelería pasaba a manos de Manuela Fernández, esposa
del actual propietario, Rafael Lima Mur. Fue precisamente su relación
sentimental la que influyó para que se hiciera cargo de un negocio que nada
tenía que ver con su profesión, ya que era maestro, aunque desde hacía tiempo
era el encargado de la contabilidad de la pastelería; por lo que poco a poco
fue conociendo en profundidad el negocio. Tras trece años ejerciendo la
docencia decidió cambiar de profesión y hacerse cargo de ‘La Africana’. Rafael
Lima lleva algo más de cuarenta y cinco
años al frente de la empresa.
Pese al paso del tiempo, el
sabor de los pasteles de ‘La Africana’ apenas ha variado. Y tiene su explicación, ya que en el obrador siguen utilizando las fórmulas que en su
día elaboró Pedro Piñero, el primer maestro pastelero.
Incluso, Rafael Lima aún conserva aquellas recetas originales: “Están muy mal escritas, con faltas de ortografía porque Pedro Piñero apenas sabía leer ni escribir. Interpretar las fórmulas fue un auténtico jeroglífico”. Aquellas recetas suponen un gran tesoro. No sólo por el valor simbólico e histórico que tienen sino también por su contenido. Las fórmulas, en algunos casos, se han mantenido en secreto, lo que ha permitido que ciertas elaboraciones tengan un sabor único y exclusivo de ‘La Africana’. Rafael Lima, quien reconoce que en más de una ocasión le han solicitado que comparta o facilite las recetas, atribuye todo el mérito de esas elaboraciones a Pedro Piñero: “Él fue quien le dio fama a la pastelería. Durante su juventud se dedicó a viajar. Estuvo en varios países, obtuvo una gran experiencia y todos sus conocimientos los plasmó en las fórmulas que seguimos utilizando”.
Incluso, Rafael Lima aún conserva aquellas recetas originales: “Están muy mal escritas, con faltas de ortografía porque Pedro Piñero apenas sabía leer ni escribir. Interpretar las fórmulas fue un auténtico jeroglífico”. Aquellas recetas suponen un gran tesoro. No sólo por el valor simbólico e histórico que tienen sino también por su contenido. Las fórmulas, en algunos casos, se han mantenido en secreto, lo que ha permitido que ciertas elaboraciones tengan un sabor único y exclusivo de ‘La Africana’. Rafael Lima, quien reconoce que en más de una ocasión le han solicitado que comparta o facilite las recetas, atribuye todo el mérito de esas elaboraciones a Pedro Piñero: “Él fue quien le dio fama a la pastelería. Durante su juventud se dedicó a viajar. Estuvo en varios países, obtuvo una gran experiencia y todos sus conocimientos los plasmó en las fórmulas que seguimos utilizando”.
Esas viejas recetas guardan
el secreto de las fórmulas para elaborar los exclusivos bizcochos de ‘La
Africana’ que se siguen “haciendo como siempre”, presume Rafael Lima, quien
recuerda que cuando se hizo cargo del negocio todavía “se utilizaba un horno de
leña que ocupaba casi todo el obrador”. Recientemente, toda la maquinaria ha
sido renovada.
Tras la marcha de Pedro
Piñero, Juan Navarro tomó el testigo del
que fue el primer maestro pastelero de
‘La Africana’: “Llevaba bastante tiempo trabajando en la pastelería y aprendió directamente
de él. Asumió la responsabilidad de estar al frente del obrador y siguió
trabajando fielmente como lo había hecho anteriormente Pedro Piñero”. Comenzó como aprendiz y años después se
convirtió en el sucesor del que hasta entonces había sido el alma máter de la
pastelería. Juan Navarro permaneció varios años como maestro pastelero,
pero por motivos de salud tuvo que
dejarlo. Después vino una época en la que no se consolidó ningún maestro
pastelero, pasando por el obrador de ‘La Africana’ varios trabajadores hasta
que llegó Hamido Nuino, quien lleva más de veinte años.
Al margen de continuar
basándose en las fórmulas originales, hay dos aspectos que para Rafael Lima
siempre han sido fundamentales, y que podrían ser la clave del éxito: “Elaborar
nuestros productos diariamente y utilizar las mejores materias primas, aunque
sean más caras”. De hecho, la apuesta por la calidad es una de las principales
preocupaciones del propietario de ‘La Africana’, que mantiene desde hace años
(siempre y cuando le haya sido posible) a los mismos proveedores. Incluso,
llega a reconocer que “soy muy estricto en la elección de las materias primas.
No buscamos lo barato en el mercado sino la calidad”. Y pone como ejemplo el
turrón: “Se puede encontrar a siete u ocho euros, pero nosotros compramos y
utilizamos el de dieciséis”.
Varias generaciones
Personas que en su día
acompañaban a sus padres y abuelos a comprar pasteles en ‘La Africana’ y que
ahora lo siguen haciendo, pero junto a sus hijos o nietos siguen siendo fieles
clientes. Para Rafael Lima el motivo es que “se ha mantenido la esencia de la
pastelería”. De ahí que “tenemos clientes de hace años. Gente que sigue
viniendo frecuentemente o que se han ido a vivir fuera de Ceuta y que cuando
vuelven de vacaciones van a la pastelería y me dicen que el sabor es el mismo y
que no he cambiado los pasteles”. Comentarios generalizados, que reconoce con
orgullo Rafael que “para mí es una gran satisfacción”.
Rafael Lima se emociona al
recordar una anécdota que le ocurrió hace algún tiempo: “Llegó una mujer y preguntó
quién era el dueño de la pastelería. Le atendí y me comentó que era hija de uno
de los hermanos Vinuesa, dueños anteriores del negocio y que tenía muy buenos
recuerdos de la pastelería porque su padrino fue Pedro Piñero, el primer
maestro pastelero. Se fue y meses después recibí una carta desde Dinamarca en
la que me daba las gracias por mantener el espíritu de La Africana”.
Aunque han sabido adaptarse
a los tiempos con la incorporación de nuevos productos, los pasteles clásicos
–explica el propietario de ‘La Africana’- siguen siendo los más demandados: “Las
calatravas, los flanes, las mokas, las bizcotelas, las brevas o las milhojas
son los pasteles que más vendemos”. Esos
dulces de siempre comparten vitrina con otras nuevas elaboraciones hasta completar
(los fines de semana) los cinco metros lineales de exposición con los que
cuenta ‘La Africana’.
También son clásicos los
productos de temporada. Desde los hornazos o torrijas en Semana Santa hasta los
pestiños o mazapanes en Navidad, sin olvidar los tradicionales roscones de
Reyes elaborados con una fórmula (sigue siendo guardada en secreto) que no
permite producir poca cantidad: “Tenemos una fórmula estandarizada a partir de
25 kilos y las cantidades son exactas en función a ella. Y se nota en el sabor”,
afirma Rafael Lima a quien le preocupa
la sucesión familiar en el negocio: “Tengo tres hijos y ninguno me dice que me
voy a hacer cargo de la empresa”.
A sus 76 años, Rafael Lima continúa a pie de mostrador y obrador. No pierde la ilusión. Todo lo contrario. Sigue pensando en nuevos objetivos y su intención es incorporar una panadería, pero la falta de espacio se lo impide. Ya están elaborando (en pocas cantidades) pan integral y tortas. Rafael Lima mantiene intacta su ilusión por un negocio en el que lleva casi 50 años endulzando la vida y los recuerdos de los ceutíes.
La Sra Antonia Fernández era mi abuela paterna.Ella figuraba como dueña.Pero los dueños eran sus hijos Rafael Castro Fernández Y Juan Castro Fernández.Los Vinuezas eran sobrinos de mi abuela.El año pasado yo fui a Ceuta con mi primo hermano.Y fui a la confitería. conocí a Pedro.Mucho antes del año 50.Fue una bella persona y un maravilloso pastelero.
ResponderEliminarDiscrepo, los Vinuesas de los que soy hijo eran los dueños de la pastelería y fueron los que la condujeron en sus mejores años de esplendor.
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