Muchos vecinos y antiguos residentes
de esta emblemática barriada aún recuerdan con cariño -y cierta añoranza- el
antiguo Centro Parroquial, Recreativo y Cultural; conocido popularmente como
‘Casino de Villajovita’. Desde su fundación y hasta su desaparición en la década de los 90,
estuvo ubicado en pleno corazón de la barriada, en lo que años antes fue el
cine ‘Rex’. Durante décadas sirvió de punto de encuentro de vecinos y socios, y
acogió numerosos eventos culturales, deportivos o sociales.
Promovido por un grupo de personas,
vecinos de la barriada que demandaban un lugar de ocio, en el año 1963 se
creaba el Centro Parroquial, Recreativo y Cultural.
El término ‘parroquial’ se incluyó por la implicación de la parroquia San Juan de Dios, especialmente del padre Francisco Almandoz, quien tenía alquilado las instalaciones del antigua cine, cediéndolas para la fundación del ‘Casino de Villajovita’. Poco tiempo después, desapareció la denominación de parroquial. Andrés Gómez, antiguo directivo y persona muy vinculada al centro, recuerda que la idea de crear el centro cultural parte de “diferentes vecinos que solían reunirse en el Bar ‘Toribio’, posteriormente Bar ‘Lesmes’, para echar sus partidas de cartas o dominó. Realizaron diferentes gestiones para ubicar el casino en antiguo cine Rex”.
Entre sus fundadores, y según datos
extraídos del libro ‘Crónicas de Villajovita’, escrito por Miguel Ángel López
Moreno; figuran José Acosta, José
Pendás, José Varea, Manuel Sentís, Alfonso Espinosa ‘el guardia’ o Ramón
Galindo.
El 12 de octubre de 1963 abría sus
puertas el ‘casino’, aunque previamente se había realizado una serie de
reformas en el local, adecuándolo a la idea con la que se ponía en marcha.
“Cuando el viejo Rex quedó en manos de los socios fundadores –recoge el libro ‘Crónicas de Villajovita’-
el ilustre maestro don José Acosta Larios utilizó la pequeña cabina del
proyector de películas para dar algunas clases particulares; debajo de la
cabina se montó un ambigú, en el patio de butacas se colocaron sillas y mesas;
en la plataforma de la pantalla se habilitó un escenario y se colocó un
televisor”.
Poco después, el Centro Recreativo y Cultural comenzó a
conocerse popularmente como ‘casino’. ¿Por qué esa denominación? A juicio de
Andrés Gómez porque “reunía las características de un casino”, aunque matiza
que “el centro no se circunscribía únicamente al juego. Se dotó al local de una
gran una biblioteca; comenzaron a organizarse múltiples actividades y se creó
un grupo de teatro, formado generalmente por vecinos”.
A lo largo de su historia, el
‘casino’ ha contado con varios presidentes. José Pendás fue el primero en
ostentar el cargo. Desde el inicio, tanto él como los integrantes de su junta
directiva mostraron mucho entusiasmo en el proyecto, traduciéndose esa ilusión
en una gran gestión que atrajo a más de un centenar de vecinos. Tras José
Pendás, también ejercieron de presidentes, entre otros, José Acosta, Gregorio
Basurco, Manuel Ramírez, Alfredo Ronda, Juan Checa o Julio Rodríguez.
Televisor
La adquisición de un televisor supuso
un gran acontecimiento para los vecinos puesto que en esa época, según Andrés
Fernández tan sólo había dos en toda la barriada: “Uno estaba en el centro, y
otro lo tenía un vecino llamado Asensio Guerrero, que solía cobrar una peseta o
peseta y media por ver los partidos de fútbol en su casa”. En la década de los
sesenta, en el televisor del ‘casino’ los socios presenciaron corridas de
toros, programas míticos o partidos de fútbol, tal y como refleja Miguel Ángel
López en ‘Crónicas de Villajovita’: “La vieja pantalla del cine se convirtió en
escenario, y sobre él, en lugar preferente, colocaron un televisor de buenas
dimensiones. En esa tele, auténtica ventana a la historia, vimos discurrir
parte de la década. La selección española de fútbol sufrió una dolorosa derrota
frente a Argentina por dos a uno, y quedamos eliminados del Mundial de
Inglaterra. Era el 1966 y entre otros estaban históricos como Gento, Amancio,
Zoco, pero sobre todos, jugaba nuestro ídolo indiscutible: Pirri. […] En ese
televisor del Casino vimos la ascensión y gloria de toreros como el Cordobés y
Platanito, que no paraba de recibir revolcones bajo la voz inconfundible de
Matías Prats”.”
El televisor se convirtió en un gran
reclamo, pero sobre todo en un gran aliciente para los vecinos, provocando que
el ‘casino’ “se viera invadido de solicitudes”. La demanda por parte de los
vecinos solicitando ser socios fue una tónica constante en la historia del
Centro Cultural y Recreativo de Villajovita: “Debido a la capacidad se tuvo que
establecer un cupo máximo de trescientos socios. A finales de los 60 y
principios de los 70 –rememora Andrés Gómez- siempre estaba la pizarra llena de
solicitudes. Además para ser aceptado debía contar con el aval de dos socios.
Generalmente sólo podían acceder vecinos de la barriada, pero existía cierta
flexibilidad con personas que vivían en zonas cercanas como Benítez, Sardinero
o Barrio de las Latas”.
Teatro
El teatro fue una de las actividades
estrella del ya desparecido ‘casino de Villajovita’. Se potenció el arte
dramático con la creación de un grupo teatral formado por vecinos de la
barriada, y fueron numerosas las obras que se pusieron en escena en la década
de los 60 y 70. Todas ellas fueron representadas sobre el escenario del Centro
Recreativo y Cultural, despertando gran interés entre los socios. Entre el
elenco de actores, Pepi y Gregorio Basurco; Alfonso Espinosa (el guardia),
Carlos Luna, Mari Lesmes o Miguel (el de la tienda) entre otros muchos nombres.
Así refleja Miguel Ángel López en ‘Crónicas de Villajovita’ la importancia que
tuvo el teatro en la historia del casino: “A principios de los 60, la tradición
dramática en Villajovita era vieja. En el escenario del viejo Cine Rex ya se
habían representado algunas obras de teatro con un plantel de actores y
colaboradores que surgía del propio vecindario. Por eso, cuando se fundó el
Casino, el 12 de octubre de 1963, la tradición teatral se vertebró como una de
las actividades fundamentales que apoyaron las distintas directivas. Alfonso el
guardia, uno de los socios fundadores, solía ser el abanderado y director de
los asuntos teatrales del Casino. […] Los actores y colaboradores en estas
tareas, todos con una notable afición, eran los propios vecinos del barrio.
Trabajos que organizaban y gestionaban ellos mismos por puro amor al arte,
nunca mejor dicho. Los Basurco, tía y sobrino –doña Pepita y Gregorio- fueron
de los más apasionados y, de una forma u otra siempre estuvieron implicados en
las representaciones que se preparaban”.
Actividades
Las fiestas populares como carnaval o
navidad se vivían de forma especial en el ‘casino’, aunque a lo largo del año
también se organizaban numerosas actividades. Bailes para mayores y pequeños,
fiestas infantiles, escalas en hi-fi y un largo etcétera conformaban la
programación anual del Centro Recreativo y Cultural. Cuando llegaba el período
navideño se preparaban diferentes iniciativas, entre ellas, el baile de Año
Nuevo o la cabalgata de Reyes que recorría toda la barriada. “Teníamos nuestra
propia cabalgata. Hacíamos gestiones –rememora Andrés Gómez- para que el
Ejército nos cedieran caballos y una banda de tambores y cornetas que desfilaba
por las calles. Se preparaba una amplia programación, con muchas actividades
que tenían un sentido lúdico”. El 6 de enero, los más pequeños recibían regalos
de manos de los Reyes Magos. “En el escenario se instalaba una pequeña
tómbola”, recuerda Andrés Gómez, quien también destaca la afición que existía
por el ajedrez. Se impartían clases a los más pequeños e incluso el ajedrecista
Arturo Pomar, gran maestro internacional y varias veces campeón de España,
visitó el ‘casino’: “Fue un gran acontecimiento –explica Gómez- porque en ese
momento era muy popular. Participó en varias partidas con los niños y con
algunos socios”. También Miguel López en ‘Crónicas de Villajovita’ subraya esa
afición ajedrecística que se vivía en el centro: “En la órbita del Casino hubo
ajedrecistas tan buenos que llegaron a alcanzar un nivel reconocido
oficialmente. Entre los mayores estaban don José Acosta Larios y Antonio el
pichi, incluso Miguel Martín, que fue presidente de la Federación de Ajedrez de
Ceuta. Pepito Carracao enseñó ajedrez a los pequeño como Javier Mosteyrín, que
llegó a alcanzar un notable nivel, y a Antoñito Porras”. La sede social del
‘casino’ permanecía cerrada durante la época estival. El ambigú se trasladaba a
la playa Benítez, lugar en el cual se disponía de una especie de chiringuito
-con servicio de duchas para los socios-, en que se realizaban diversas
actividades.
Fin del
‘casino’
Ya en la década de los 90 comenzó el
declive del Centro Recreativo y Cultural de Villajovita, que al igual que otras
entidades ilustres de la ciudad, estaba abocado a la desaparición. No existe
una causa concreta que derivara en su cierre definitivo, quizás fueron varias.
Pero parte del ‘casino’ sigue vivo. Y no solamente en la memoria de los
antiguos vecinos y socios, sino físicamente, puesto que una casa situada en la
zona posterior, guarda el archivo de aquel centro que durante años fue ejemplo
de convivencia vecinal, y de desarrollo de la vida social y cultural.
Lo conocí ya que tenía familia en Villajovita.
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