sábado, 20 de diciembre de 2014

‘CASINO’ DE VILLAJOVITA: LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ

Muchos vecinos y antiguos residentes de esta emblemática barriada aún recuerdan con cariño -y cierta añoranza- el antiguo Centro Parroquial, Recreativo y Cultural; conocido popularmente como ‘Casino de Villajovita’. Desde su fundación y hasta  su desaparición en la década de los 90, estuvo ubicado en pleno corazón de la barriada, en lo que años antes fue el cine ‘Rex’. Durante décadas sirvió de punto de encuentro de vecinos y socios, y acogió numerosos eventos culturales, deportivos o sociales. 
Promovido por un grupo de personas, vecinos de la barriada que demandaban un lugar de ocio, en el año 1963 se creaba el Centro Parroquial, Recreativo y Cultural.

El término ‘parroquial’ se incluyó por la implicación de la parroquia San Juan de Dios, especialmente del padre Francisco Almandoz, quien tenía alquilado las instalaciones del antigua cine, cediéndolas para la fundación del ‘Casino de Villajovita’. Poco tiempo después, desapareció la denominación de parroquial. Andrés Gómez, antiguo directivo y persona muy vinculada al centro, recuerda que la idea de crear el centro cultural parte de “diferentes vecinos que solían reunirse en el Bar ‘Toribio’, posteriormente Bar ‘Lesmes’, para echar sus partidas de cartas o dominó. Realizaron diferentes gestiones para ubicar el casino en antiguo cine Rex”.
Entre sus fundadores, y según datos extraídos del libro ‘Crónicas de Villajovita’, escrito por Miguel Ángel López Moreno;  figuran José Acosta, José Pendás, José Varea, Manuel Sentís, Alfonso Espinosa ‘el guardia’ o Ramón Galindo. 
El 12 de octubre de 1963 abría sus puertas el ‘casino’, aunque previamente se había realizado una serie de reformas en el local, adecuándolo a la idea con la que se ponía en marcha. “Cuando el viejo Rex quedó en manos de los socios fundadores  –recoge el libro ‘Crónicas de Villajovita’- el ilustre maestro don José Acosta Larios utilizó la pequeña cabina del proyector de películas para dar algunas clases particulares; debajo de la cabina se montó un ambigú, en el patio de butacas se colocaron sillas y mesas; en la plataforma de la pantalla se habilitó un escenario y se colocó un televisor”.
Poco después,  el Centro Recreativo y Cultural comenzó a conocerse popularmente como ‘casino’. ¿Por qué esa denominación? A juicio de Andrés Gómez porque “reunía las características de un casino”, aunque matiza que “el centro no se circunscribía únicamente al juego. Se dotó al local de una gran una biblioteca; comenzaron a organizarse múltiples actividades y se creó un grupo de teatro, formado generalmente por vecinos”.
A lo largo de su historia, el ‘casino’ ha contado con varios presidentes. José Pendás fue el primero en ostentar el cargo. Desde el inicio, tanto él como los integrantes de su junta directiva mostraron mucho entusiasmo en el proyecto, traduciéndose esa ilusión en una gran gestión que atrajo a más de un centenar de vecinos. Tras José Pendás, también ejercieron de presidentes, entre otros, José Acosta, Gregorio Basurco, Manuel Ramírez, Alfredo Ronda, Juan Checa o Julio Rodríguez.

Televisor

La adquisición de un televisor supuso un gran acontecimiento para los vecinos puesto que en esa época, según Andrés Fernández tan sólo había dos en toda la barriada: “Uno estaba en el centro, y otro lo tenía un vecino llamado Asensio Guerrero, que solía cobrar una peseta o peseta y media por ver los partidos de fútbol en su casa”. En la década de los sesenta, en el televisor del ‘casino’ los socios presenciaron corridas de toros, programas míticos o partidos de fútbol, tal y como refleja Miguel Ángel López en ‘Crónicas de Villajovita’: “La vieja pantalla del cine se convirtió en escenario, y sobre él, en lugar preferente, colocaron un televisor de buenas dimensiones. En esa tele, auténtica ventana a la historia, vimos discurrir parte de la década. La selección española de fútbol sufrió una dolorosa derrota frente a Argentina por dos a uno, y quedamos eliminados del Mundial de Inglaterra. Era el 1966 y entre otros estaban históricos como Gento, Amancio, Zoco, pero sobre todos, jugaba nuestro ídolo indiscutible: Pirri. […] En ese televisor del Casino vimos la ascensión y gloria de toreros como el Cordobés y Platanito, que no paraba de recibir revolcones bajo la voz inconfundible de Matías Prats”.”
El televisor se convirtió en un gran reclamo, pero sobre todo en un gran aliciente para los vecinos, provocando que el ‘casino’ “se viera invadido de solicitudes”. La demanda por parte de los vecinos solicitando ser socios fue una tónica constante en la historia del Centro Cultural y Recreativo de Villajovita: “Debido a la capacidad se tuvo que establecer un cupo máximo de trescientos socios. A finales de los 60 y principios de los 70 –rememora Andrés Gómez- siempre estaba la pizarra llena de solicitudes. Además para ser aceptado debía contar con el aval de dos socios. Generalmente sólo podían acceder vecinos de la barriada, pero existía cierta flexibilidad con personas que vivían en zonas cercanas como Benítez, Sardinero o Barrio de las Latas”.

Teatro

El teatro fue una de las actividades estrella del ya desparecido ‘casino de Villajovita’. Se potenció el arte dramático con la creación de un grupo teatral formado por vecinos de la barriada, y fueron numerosas las obras que se pusieron en escena en la década de los 60 y 70. Todas ellas fueron representadas sobre el escenario del Centro Recreativo y Cultural, despertando gran interés entre los socios. Entre el elenco de actores, Pepi y Gregorio Basurco; Alfonso Espinosa (el guardia), Carlos Luna, Mari Lesmes o Miguel (el de la tienda) entre otros muchos nombres. Así refleja Miguel Ángel López en ‘Crónicas de Villajovita’ la importancia que tuvo el teatro en la historia del casino: “A principios de los 60, la tradición dramática en Villajovita era vieja. En el escenario del viejo Cine Rex ya se habían representado algunas obras de teatro con un plantel de actores y colaboradores que surgía del propio vecindario. Por eso, cuando se fundó el Casino, el 12 de octubre de 1963, la tradición teatral se vertebró como una de las actividades fundamentales que apoyaron las distintas directivas. Alfonso el guardia, uno de los socios fundadores, solía ser el abanderado y director de los asuntos teatrales del Casino. […] Los actores y colaboradores en estas tareas, todos con una notable afición, eran los propios vecinos del barrio. Trabajos que organizaban y gestionaban ellos mismos por puro amor al arte, nunca mejor dicho. Los Basurco, tía y sobrino –doña Pepita y Gregorio- fueron de los más apasionados y, de una forma u otra siempre estuvieron implicados en las representaciones que se preparaban”.

Actividades

Las fiestas populares como carnaval o navidad se vivían de forma especial en el ‘casino’, aunque a lo largo del año también se organizaban numerosas actividades. Bailes para mayores y pequeños, fiestas infantiles, escalas en hi-fi y un largo etcétera conformaban la programación anual del Centro Recreativo y Cultural. Cuando llegaba el período navideño se preparaban diferentes iniciativas, entre ellas, el baile de Año Nuevo o la cabalgata de Reyes que recorría toda la barriada. “Teníamos nuestra propia cabalgata. Hacíamos gestiones –rememora Andrés Gómez- para que el Ejército nos cedieran caballos y una banda de tambores y cornetas que desfilaba por las calles. Se preparaba una amplia programación, con muchas actividades que tenían un sentido lúdico”. El 6 de enero, los más pequeños recibían regalos de manos de los Reyes Magos. “En el escenario se instalaba una pequeña tómbola”, recuerda Andrés Gómez, quien también destaca la afición que existía por el ajedrez. Se impartían clases a los más pequeños e incluso el ajedrecista Arturo Pomar, gran maestro internacional y varias veces campeón de España, visitó el ‘casino’: “Fue un gran acontecimiento –explica Gómez- porque en ese momento era muy popular. Participó en varias partidas con los niños y con algunos socios”. También Miguel López en ‘Crónicas de Villajovita’ subraya esa afición ajedrecística que se vivía en el centro: “En la órbita del Casino hubo ajedrecistas tan buenos que llegaron a alcanzar un nivel reconocido oficialmente. Entre los mayores estaban don José Acosta Larios y Antonio el pichi, incluso Miguel Martín, que fue presidente de la Federación de Ajedrez de Ceuta. Pepito Carracao enseñó ajedrez a los pequeño como Javier Mosteyrín, que llegó a alcanzar un notable nivel, y a Antoñito Porras”. La sede social del ‘casino’ permanecía cerrada durante la época estival. El ambigú se trasladaba a la playa Benítez, lugar en el cual se disponía de una especie de chiringuito -con servicio de duchas para los socios-, en que se realizaban diversas actividades.



Fin del ‘casino’


Ya en la década de los 90 comenzó el declive del Centro Recreativo y Cultural de Villajovita, que al igual que otras entidades ilustres de la ciudad, estaba abocado a la desaparición. No existe una causa concreta que derivara en su cierre definitivo, quizás fueron varias. Pero parte del ‘casino’ sigue vivo. Y no solamente en la memoria de los antiguos vecinos y socios, sino físicamente, puesto que una casa situada en la zona posterior, guarda el archivo de aquel centro que durante años fue ejemplo de convivencia vecinal, y de desarrollo de la vida social y cultural. 

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