Del ‘Lobo Grande’ fallecían 15
tripulantes… El patrón, Miguel Rodríguez…
El motorista Diego Gómez, el lucero
José Carmona y los marineros Antonio Fortes, Francisco Ortiz, Manuel Ortiz,
Isidro Bazán, José Martín, Joaquín Ramos de Brito, José Sánchez, Pedro Núñez,
Luis Santiago y Manuel del Toro. Posteriormente, los restos del ‘Lobo Grande’
fueron remolcados por un vapor de la industria ballenera al muelle Alfau. En su
interior, antes de hundirse, fue encontrado el cuerpo de José Sánchez Sellés.
Sufrimiento
Numerosos familiares de pescadores
que aún no habían regresado esperaban noticias ante las puertas del hospital de
la Cruz Roja ,
viviéndose momentos de incertidumbre. La confirmación del hundimiento de las
tres embarcaciones provocó el llanto y dolor de muchas personas, que esperaban
ansiosos la posible salvación de sus familiares. La llegada de marineros al
centro hospitalario era constante. Muchos salvaron sus vidas gracias a que
fueron auxiliados por otros pesqueros. Otros alcanzaron la costa a nado, aunque
no todos consiguieron su objetivo, pereciendo en el intento.
Daños
materiales
El temporal también provocó
importantes daños materiales en los pesqueros que se encontraban atracados en
el muelle. En las horas previas, los pescadores se disponían a faenar una noche
más, pero ante los primeros avisos que auguraban la llegada de oleaje y fuerte
viento, optaron por permanecer amarrados a puerto. La gran mayoría reforzaron
sus amarras, pero fue insuficiente. La virulencia con la que actuó el temporal
provocó que muchas embarcaciones se soltaran. Los propios marineros,
arriesgando sus vidas, volvieron a reforzar las amarras utilizando en algunos
casos cables de acero. La fuerza del viento y el estado del mar hacían inútiles
todas las medidas, ya que en el interior del puerto los barcos chocaban unos
contra otros, y otras embarcaciones fueron arrastradas por el oleaje hasta el
foso, hundiéndose muchas de ellas.
Día de
luto
El Gobierno General de las Plazas de
Soberanía, a través de la Delegación
Gubernativa en Ceuta, declaraba el 14 de diciembre de 1949 día
de luto en la ciudad: “Día de dolor es para Ceuta el de hoy al conocerse la
magnitud de la catástrofe producida por el temporal, hogares han quedado
desamparados por la desaparición del cabeza de familia; madres, esposas, hijos,
hermanos, han perdido sus más queridos familiares; hogares que han quedado
deshechos por el derrumbamiento de viviendas modestas. […]Es hoy, pues, día de
luto para Ceuta y nada mejor que exteriorizar estos sentimientos de solidaridad
hacia los que son como cosa nuestra y con los que sentimos el profundo dolor
porque pasan. En su virtud, e interpretando el deseo unánime de la población,
declaro el día de hoy como día de luto, debiendo permanecer cerrados todo el
día los espectáculos públicos, cafés, bares y establecimientos similares,
cerrando medio día, por la tarde, los demás establecimientos”. El comunicado
era firmado por Francisco del Valle, delegado gubernativo de Ceuta.
El apoyo y solidaridad por parte de las instituciones
y la ciudadanía no se hizo esperar. Se abrió una suscripción pública en todas
las entidades bancarias de la ciudad y localidades del Protectorado Español en
Marruecos. En apenas tres días la
recaudación superaba las 220.000 de las antiguas pesetas.
Los tripulantes de las traíñas
‘Trinidad Piñero’ y ‘Juan Piñero’ protagonizaron uno de los capítulos más
llamativos, y a la vez valientes de la jornada.
Junto a otros pesqueros combatieron durante horas el fuerte temporal con
la intención de alcanzar el puerto ceutí. Ambas embarcaciones navegaban por
delante de las tres traíñas que zozobraron frente a los isleos de Santa
Catalina. Fueron testigos directos de la catástrofe. A pesar de haber superado
ya Punta Almina, zona considerada de alto riesgo por las fuertes corrientes, al aproximarse a San Amaro
decidieron regresar para intentar salvar a los marineros del ‘Lobo Grande’,
‘Los Mellizos’ y del ‘San Carlos’. No
les importó ni el cansancio acumulado tras doce horas luchando contra el intenso oleaje, ni siquiera el riesgo que
suponía acercarse a Santa Catalina. La tripulación de ambos pesqueros logró
salvar a un total de siete marineros que se encontraban en el mar intentando
salvar sus vidas.
Condolencias
El Ayuntamiento de Ceuta recibió
numerosas muestras de apoyo y condolencias por parte de las primeras
autoridades gubernamentales y militares de la época. Entre los telegramas
remitidos al Consistorio destacaba el enviado por el Alto Comisario de España
en Marruecos y gobernador general de las Plazas de Soberanía, el general
Varela, quien expresaba del siguiente modo sus condolencias: “Acabo conocer
noticia naufragio pesqueros Ceuta y singularmente pérdida vidas sufridas hombres
del mar. Envío familias mi más sentida condolencia encargándole auxilios
mediante socorros a familias afectadas”.
Por su parte, el general Millán
Astray enviaba el siguiente texto: “Como hijo de Ceuta que soy y con la
gratitud de haber recibido de Ceuta, tierra para la cuna de La Legión , os expreso mi
enorme dolor ante la tragedia de esos pescadores que han perecido cuando
llegaban al puerto. Hacerles presente a las familias y que lo sepas tú también,
alcalde, que estoy a vuestro lado para lo que me necesitéis”.
Cofradía
de pescadores
El 17 de diciembre de 1949 la Cofradía de Pescadores de
Ceuta celebraba una junta general extraordinaria que estuvo presidida por el
comandante de Marina, Vela Hidalgo. A la misma asistieron también, entre
otros, el presidente y secretario
nacional de la Mutualidad
de Accidentes del Mar; el delegado provincial de Trabajo; un representante de
la delegación del Instituto Social de la Marina ; y el presidente y
secretario de la Mutualidad
en Ceuta. Después de rezar un Padre Nuestro
por los marineros fallecidos en el hundimiento de los tres pesqueros, se
acordaba remitir a la
Superioridad la propuesta de construcción de un puerto
pesquero en la Bahía Sur.
También fue aprobada una moción por la cual se planteaba la construcción de un
barrio destinado a los pescadores, y se determinaba solicitar al Instituto
Social de la Marina ,
la ayuda necesaria para la reconstrucción de la flota pesquera. Una vez
finalizada la convocatoria extraordinaria, la Cofradía de Pescadores de
Ceuta entregaba quinientas pesetas a cada uno de los supervivientes de la
traíña ‘Lobo Grande’.
Funerales
El 22 de diciembre de 1949, Ceuta
rendía homenaje a los pescadores fallecidos en el hundimiento de los tres
pesqueros. El templo de Nuestra Señora de África acogía los funerales. A las
once de la mañana los comercios de la ciudad cerraron sus puertas. El acto
estuvo presidido por el silencio. En el interior del templo, junto a las
principales autoridades civiles y militares, se encontraban los familiares de las
víctimas y los supervivientes de la tragedia ocupando los primeros asientos. Se
instalaron varias coronas de flores, y los laterales del altar fueron cubiertos
por dos paños negros. Ofició la misa el sacerdote Pedro Armendáriz, asesor
religioso de los sindicatos. Una vez finalizado el acto religioso, se organizó
una marcha fúnebre encabezada por marineros y funcionarios sindicales, quienes
portaban las coronas de flores. A su llegada al Muelle de España, las
autoridades civiles, militares y eclesiástica embarcaron el patrullero ‘R.R. 28’ que ponía rumbo hacia los
isleos de Santa Catalina. Cientos de personas seguían desde tierra el acto. En
Punta Almina, el patrullero y las embarcaciones pesqueras que le acompañaban comenzaron
a hacer sonar sus sirenas. Desde el ‘R.R. 28’ se lanzaron las coronas de flores al mar.
El vicario general de la
Diócesis , Gregorio Landaluce y Rivacoba pronunciaba un responso.
Testimonios
Son muchas las personas que aún
recuerdan aquella trágica fecha. Andrés Cantón en declaraciones a Radio Ceuta
(Cadena SER) hace algunos años, narraba que aquel fatídico día faenaba a bordo
del pesquero ‘Cantón Grande’, uno de los pesqueros que lograron superar el
temporal y arribar a puerto ceutí.
“Fue un milagro”, recuerda Andrés
Cantón, quien destaca la pericia del patrón: “Nos salvamos gracias a que el
patrón en vez de navegar bordeando la costa puso la proa hacia Gibraltar,
alejándonos de los isleos de Santa Catalina”.
No oculta el miedo sufrido en aquella travesía, recordando que “lo
pasamos muy mal, pero gracias a Dios llegamos a puerto”. Allí esperaban los
familiares de los pescadores, que “nos abrazaban llorando de la alegría”.
José Hernández también reconocía ante
los micrófonos de Radio Ceuta que tampoco había podido olvidar lo ocurrido.
Tenía apenas 15 años, y cuando se originó el fuerte temporal estaba a bordo del
pesquero ‘Juan Cayetano’: “Estábamos en la costa de Marruecos. Por la mañana
después de haber estado toda la noche faenando la mar estaba totalmente en
calma, pero una hora después comenzó a empeorar el estado del mar, por lo que
decidimos regresar a puerto. Cuando llegamos a la costa de Rincón el mar nos
comía”.
Después de varias horas de navegación
luchando contra viento y marea, el ‘Juan Cayetano’ superó la zona de Santa Catalina.
A escasa distancia, las traíñas ‘Lobo Grande’, ‘Los Mellizos’ y ‘San Carlos’ se disponían a atravesar los
isleos. “Iban detrás nuestra –prosigue Hernández- y vimos, alrededor de las
diez de la noche como se adentraban en una zona que rajaba las olas. Fue
terrible pasar por aquel lugar. Nosotros llegamos al antiguo puerto pesquero, y
fue a la mañana siguiente cuando nos enteramos que se habían hundido”.
José Hernández recuerda el augurio de
su padre cuando arribaban al puerto ceutí. “Nos hemos salvado, pero veremos si
los barcos que vienen detrás se salvan”.
Los días posteriores al temporal
fueron también jornadas muy tristes en la ciudad, puesto que los familiares
esperaban la localización de los pescadores desaparecidos, y el mar devolvía a
las playas numerosos cadáveres y restos de las embarcaciones: “Días después –recuerda
Andrés Cantón- todavía seguían apareciendo cadáveres, y entre nosotros íbamos
comentando el nombre de los que iban llegando a tierra”.
José Hernández y Andrés Cantón han
vivido muchos temporales, pero pese a que sus vidas siempre han estado ligadas
al mar, ambos coinciden que nunca que han un temporal con las características
del registrado en 1949. “Tengo setenta y cinco años y en la vida he visto un
temporal como el de entonces”, afirma José Hernández.
Años después, Miguel Díaz junto al
Rafael ‘El cante escuchao’ le escribía una canción con la que se rendía
homenaje a los fallecidos en el hundimiento. La letra de aquella alegría que se
popularizó en la ciudad era la siguiente:
“Día 12 de diciembre
que día más ‘señalao’
día 12 de diciembre
enfrente de los isleos
eres barquitos naufragaron
enfrente de los isleos
tres barquitos naufragaron
Qué pena de marineros
cuando llegó noticia
que el ‘Lobo’ se estaba hundiendo.
‘San Carlos’ y ‘Los Mellizos’ iban
con él
una ola gigantesca hundió a los tres
Hundió a los tres, ¡Madre mía!
Hundió a los tres
Los buscan los familiares por el sur
y por Benítez
Y los chiquillos lloraban que donde
estaban sus padres
suenan campanas muy doloridas
al ver la pena que en Ceuta había”
Un duro temporal de Levante acabó con
la vida de 64 pescadores. ‘Los Mellizos’, ‘Lobo Grande’ y ‘San Carlos’
protagonizaron una historia, que nadie jamás hubiera querido contar. Casi
sesenta y un años después muchos, aún recuerdan con emoción, aquel 12 de
diciembre de 1949, día que pasó a la historia, como una de las fechas más
trágicas de Ceuta…
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