Su historia nos recuerda a la de
Antonio López Sánchez-Prado. Existen muchas similitudes. También muchas
diferencias, pero la fe que los algecireños sienten hacia su figura es
comparable a la devoción de los ceutíes por el doctor y alcalde republicano. A
Antonio Mena Vicario, conocido como ‘El santito de Algeciras’ o ‘Antoñito’ se
le atribuyen supuestas curas, ayudas milagrosas y favores. De ahí la esperanza
que cientos de personas depositan en él, y prueba de ello es que su tumba -en
el antiguo cementerio de Algeciras- desde hace años siempre está llena de
flores y de muestras de agradecimiento. Al igual que ocurre con Antonio López
Sánchez-Prado, ‘El santito de Algeciras’ se ha convertido en un símbolo.
Todo comenzó a mediados de la
década de los 70, cuando supuestamente se produjo una aparición en el
cementerio donde descansan sus restos desde 1942. Hasta no hace mucho tiempo,
no existían muchos datos sobre su figura, aunque desde que se produjera este
hecho, se le ha relacionado con Ceuta. Pese a todo no se ha aportado ningún
documento que acredite su nacimiento en la ciudad.
Sin entrar a valorar en la
credibilidad o no de esta historia; según diferentes testimonios, la supuesta
aparición de Antonio Mena Vicario se produjo a mediados de la década de los setenta.
Desde entonces, su figura se ha convertido en una fuente de esperanza para
cientos de personas que le profesan una gran devoción, y que acuden a su tumba
en busca de todo tipo de ayudas. En su nicho, en el que nunca faltan flores, se
pueden apreciar numerosas placas de agradecimiento, distintos objetos
(medallas, estampas, chupetes, rosarios, etc…) e incluso fotografías de Antonio
López Sánchez-Prado. La historia –según publica el investigador Fernando
Rodríguez en su blog ‘www.cajondeenigmas.blogspot.com’- tuvo como escenario
el antiguo cementerio de Algeciras: “Una mujer vecina de la famosa barriada de
‘La Bajadilla’ estaba adecentando el
nicho de su hija recientemente fallecida en un accidente. Esta mujer no había
terminado de asimilar la muerte de su hija, y en su desconsuelo permanecía allí
llorando horas enteras. Según se sabe (por el guarda del cementerio), ella
entraba en una especie de ‘conversación’ con la que pasaba el tiempo. Pues esa
tarde, esta desconsolada madre observó como un muchacho que estaba junto a ella
intentaba mediante su voz darle consuelo e intentar de explicarle que su
difunta hija estaba feliz y se encontraba en un bonito lugar, por lo cual no
debía de seguir atormentándose por su muerte. Así mismo el joven le dijo: ;”.
“La mujer –continúa el relato- un poco
sorprendida por aquella petición e incluso por el descaro del muchacho, le dijo
que así lo haría, una vez terminara de estar con su hija. Poco después esta
mujer, se acercó a la tumba que le había indicado ese muchacho y pudo observar
que realmente se encontraba en un estado de total abandono: las hierbas y el
polvo cubrían la lápida. Conforme iba arrancando algunas hierbas y limpiando la
lápida, empezó a fijarse en una fotografía que tenía la misma. Rápidamente
comenzó a gritar en un claro estado de nerviosismo, y un guarda del camposanto,
acudió a ver qué ocurría. Al llegar este hombre al lugar, la mujer se
encontraba buscando con la mirada desencajada al extraño joven, si bien
señalaba a la lápida del desconocido diciéndole al guarda...<>”.
Desde que se produjera la
supuesta aparición, ‘El santito de Algeciras’ ha sido relacionado con Ceuta.
Aunque diferentes testimonios y la creencia popular así lo afirman, toda la
documentación a la que he tenido acceso refleja que es natural de Algeciras. Así
viene recogido en su certificado de defunción, documento que obra en mi poder
tras haber sido solicitado al Ministerio de Justicia. En el mismo, la muerte de
Antonio Mena Vicario es registrada el 2 de febrero de 1942, aunque se produjo
un día antes a las seis de la tarde. El documento está rubricado por el Juez
municipal suplente, Manuel Ruiz Fernández y el secretario interino, Fernández
Bailac Soto. Cita además el nombre de dos vecinos de Algeciras que actuaron
como testigos. Textualmente, el certificado recoge lo siguiente: “En Algeciras,
provincia de Cádiz a las diez horas y quince minutos del día dos de febrero de
mil novecientos cuarenta y dos, ante Don Manuel Ruiz Fernández, Juez municipal
suplente y Don Fernando Bailac Soto,
secretario interino se procede a inscribir la defunción de D. Antonio Mena
Vicario nacido en Algeciras, provincia de Cádiz, hijo de Don Rafael y Doña
María”.
En cuanto a su estado civil, el documento
oficial refleja que “se ignora”, desconociendo además “si deja o no
descendencia”.
La muerte de Antonio Mena
Vicario, según su certificado de defunción, se produjo en el Hospital Militar
de Algeciras. En lo que a las causas se refiere, el fallecimiento –según el
documento- se debió a una “obstrucción intestinal”. El diagnóstico estaba
basado en la “certificación Militar Facultativa”.
Antonio Mena Vicario ha sido relacionado con la Legión. Pero
es falso, puesto que la documentación extraída del Archivo General Militar de
Guadalajara certifica que “fue movilizado
y marchó a zona roja a efectuar su incorporación. Se desconoce su actuación en
dicha zona. Al terminar la guerra huyó a Francia y de allí regresó a esta
ciudad [Tánger]”. Posteriormente, y según refleja un documento de la Junta de
Servicios Municipales de Tánger, fue puesto a disposición de la Comisión
Clasificadora de Prisioneros y Presentados de la Circunscripción Occidental de
Marruecos, siendo destinado al Batallón de Trabajadores número 212. En este
mismo documento se reconoce que “antes y durante el Glorioso Movimiento
Nacional no se le conocieron actividades políticas de clase alguna y si bien
hizo causa común con los rojos no se señaló ni destacó como elemento activo ni
dirigente entre ellos”. Este dato contrasta con el aportado por la familia y
recogido en el blog 'lavozdegetares.blogspot.com', y en el que se afirma –textualmente-
que “no participó en ningún tipo de actividad política, ni revolucionaria, ni
nada que se le parezca. Un joven con una vida normal y, hasta cierto punto,
ajeno a la situación que se vivía en su patria natal: la Guerra Civil”. En la ficha de Antonio Mena Vicario registrada en
el Batallón de Soldados Trabajadores número 10 figura que “fue presentado” en
Ceuta el 29 de mayo de 1939.
Según viene reflejado en un documento del Consulado General
de España en Tánger –Antonio Mena Vicario vivía desde el año 1926 en esta
localidad- el 16 de junio de 1940 fue alistado en la Caja de Reclutas de Cádiz
para “servir en clase de Soldado por el tiempo de diez y ochos años”. Otro
documento del Consulado General de España en Tánger recoge que el 16 de
diciembre de 1941 fue destinado al Campo de Concentración Miguel de Unamuno
(Madrid). Su incorporación fue registrada el 18 de diciembre y su salida se
produjo un día más tarde con destino a la 3ª Compañía del Batallón de
Trabajadores número 10, en Algeciras.
Allí falleció el 1 de febrero de 1942. Su muerte se produjo en el
Hospital Militar de Algeciras. Tal y como se ha explicado anteriormente, el
fallecimiento se produjo por “obstrucción intestinal”. Según recoge el blog 'lavozdegetares.blogspot.com', “un grupo de soldados, entre los que se
encuentra Antonio, caen enfermos a consecuencia del consumo de unas batatas en
mal estado, cocidas en agua de las bestias”. “Fue un compañero suyo de
reemplazo –continúa el relato- el encargado de enviarles un telegrama a los
padres para comunicarles la grave situación de su hijo y de otros compañeros.
[…] Ante esta noticia, su padre se desplaza urgentemente a la Península, a ver
a su hijo. Cuando llega a Algeciras, le comunican que Antonio está ingresado en
el Hospital Militar. Todos los afectados permanecían aislados, ante la
posibilidad de contagio, en una sala de enfermos infecciosos, apartados del
resto de pacientes para evitar su propagación. Su padre sufrió una larga espera
de día y media sin poder ver a su hijo, hasta que le comunicaron la triste
noticia de su fallecimiento. Es en este momento, cuando le permiten verlo sobre
una fría mesa del hospital”.
Junto a que Antonio Mena Vicario
es ceutí y legionario, con el paso de los años también ha ido popularizándose
diferentes versiones sobre los motivos que provocaron su muerte. Una de ellas,
y según explica el investigador Fernando Rodríguez es que murió “como
consecuencia de una pelea o paliza callejera”. Según recoge el blog 'lavozdegetares.blogspot.com', el padre
llegó a plantearse esta posibilidad al presentar el cuerpo de su hijo “el
vientre hinchado y un color morado (cianótico) en la misma zona, producido por
la obstrucción intestinal”, pero “esta idea desaparece de su mente ante la
situación que se vivía en aquel Hospital, debido a la situación de otras
personas, como Antonio”.
El desconocimiento en torno a la
vida de Antonio Mena Vicario ha provocado muchas especulaciones y falsas
referencias. Entre ellas, el que fuera legionario –incluso se ha comercializado
una falsa fotografía luciendo el uniforme- o que hubiera nacido en Ceuta. Tal y
como queda demostrado en este reportaje ambos aspectos son incorrectos. Pese a
ello e independientemente a la creencia o no en fenómenos paranormales, la
figura de Antonio Mena Vicario genera una gran devoción entre los algecireños.
Es un auténtico símbolo.
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